El silbatazo final fue música celestial en el Estadio Ciudad de los Deportes. Pachuca había hecho historia, levantando por fin su primer trofeo en la Liga MX Femenil. Gritos, abrazos, espuma de colores, y en medio de todo eso... un nombre empezó a rebotar más que el balón: Nailea Vidrio.
Con una corona invisible y un teléfono bien cargado, Nailea se convirtió en la cronista no oficial de la celebración. Mientras sus compañeras reían, lloraban o cantaban a todo pulmón, ella hacía lo suyo: selfies, historias, videos. Y aunque muchas jugadoras apenas cabían en su propia emoción, a ella le cayó encima otra avalancha: la de los comentarios.
Nailea Vidrio explota en Instagram de que no la dejaran viajar en avión con su perroINSTAGRAM
Las redes sociales, que tienen menos piedad que una entrada a la espinilla, no se tardaron en atacarla. "Tú no jugaste", "Más TikToks que minutos", "Estás solo por tu papá", decían los mensajes que llegaron a sus publicaciones. Todo por celebrar el título... habiendo sumado apenas tres minutos en cancha durante el torneo.
Pero aquí es donde se abre una discusión más profunda que cualquier análisis táctico. ¿Qué significa ser parte de un equipo campeón? ¿Sólo cuenta quien aparece en la alineación titular o también aquella que entrena, viaja, anima, y está lista por si la llaman? Porque si se trata de excluir, ni los utileros deberían celebrar. Ni los suplentes. Ni la banca técnica. ¿Dónde trazamos la línea?
Nailea Vidrio, jugadora de Pachuca, manda fuerte dardo a sus exnovios: Kevin Álvarez e Israel ReyesTIKTOK
Nailea, eso sí, no pidió permiso para compartir su felicidad. Con casi un millón de seguidores en Instagram y otros tantos en TikTok, ella entendió desde hace tiempo que su presencia va más allá del césped. Y mientras algunas la señalan por "hacer más contenido que goles", lo cierto es que su perfil genera conversación, vistas y patrocinios. Le duela a quien le duela.
Quizá lo que realmente molesta no es que celebre. Es que lo haga con confianza, maquillaje impecable y sonrisa intacta, aunque no haya tenido minutos. Es una especie de herejía en el deporte mexicano: disfrutar sin haber sudado. Pero se olvida que el fútbol también es pertenencia, y en la foto del campeonato, ella aparece. Con o sin goles.